Un fondo de inversión llamado Berkshire Hathaway
Para aquellos inversores con perfil conservador y quieran invertir en bolsa
De los cursos introductorios a la bolsa que daba para el ayuntamiento de mi ciudad, una de mis sesiones favoritas era la que dedicaba a los distintos productos de inversión. Era de cosecha propia. Me basaba en mi experiencia profesional para explicar el funcionamiento de una institución de inversión colectiva (un fondo), la variedad de ETFs o la especulación en oro.
Tras un breve repaso, terminaba el recorrido en Berkshire Hathaway.
Se trataba de un nombre que para la mayoría de mi público era desconocido. Cuando les comentaba que era la empresa de Warren Buffett, ataban algún cabo. Aún así, ¿Qué relación podía tener esta compañía con los fondos de inversión?
Les decía que era una alternativa plausible a la diversificación con otros productos.
Han pasado más de 7 años desde que hice mi primer curso y mencioné a Berkshire. Desde entonces, los mercados han experimentado distintos eventos, destacando una pandemia de por medio. Durante este tiempo, la cotización de la compañía se ha revalorizado un 147%.
No es lo mismo que invertir en Nvidia, por supuesto. Pero, tratándose de una inversión “conservadora”, ¿Qué más se le puede pedir?
Espero que te guste este artículo, pero antes de continuar quiero comentarte una cosita. The Money Glory es un medio dedicado a las situaciones especiales de la bolsa y otros análisis. Si quieres acceder a los análisis de spin-offs, el tutorial para invertir en estas separaciones y al contenido de otras ideas de inversión, te animo a que te des de alta como usuario premium:
Fondos de inversión del montón
Hay ahorradores que tienen un perfil conservador. Y, aunque cuenten con unos ahorros significativos, no les interesa arriesgarlos en bolsa. Ni tampoco en ningún otro tipo de activo, aunque parezcan una buena oportunidad a largo plazo.
Es más. Los ahorradores con un buen capital, son a veces los que se piensan con más detenimiento dónde asignar sus recursos. No es lo mismo gastar un euro tonto en una criptomoneda, que poner 10.000 o 100.000 euros.
Estas personas son el target ideal de las entidades financieras, para colocarles un producto de su ecléctico y variado catálogo. Para este segmento, los fondos de inversión estrella son aquellos que siguen un índice de referencia, como el Standard & Poor’s 500 o el Ibex-35.
Estos productos serían ideales, si replicasen los índices, sin imputar comisiones descabelladas para realizar el trabajo. Aunque justamente es el problema.
Hay una larga lista de fondos, cuyo objetivo es seguir el comportamiento de un índice. Pero, por el camino, el suscritor del fondo paga por la administración (el papeleo que conlleva el funcionamiento de estos productos). En algunos casos, también está la comisión de éxito, que es el sueldo extraordinario (el bonus) que se lleva la entidad financiera por “haberlo hecho bien”, durante un ejercicio.
Los fondos cuya labor principal es replicar un índice, tienen dos opciones:
Comprar acciones. Invertir la misma porción del fondo, en cada componente de un índice. En el caso del S&P 500, se deben adquirir 500 empresas, por ejemplo. En el Ibex-35, 35 componentes con distintas ponderaciones.
Usar otro producto. Replicar el índice mediante el uso de un ETF u otro fondo indexado que, a la vez, también cobra comisiones.
En la mayoría de casos, las entidades optan por la segunda opción. En este escenario, el gestor del fondo no tiene ningún trabajo en la selección de acciones. Y solo debe encargarse de compensar las entradas y salidas de partícipes, con la compra de más ETFs o fondos, o de venderlos.
Esto nos lleva a una situación realmente penosa para el cliente.
Con un producto de estas características, uno queda rezagado varios puntos porcentuales en un mercado alcista. Puede que la bolsa suba un 15%, mientras que su fondo solo sume un 6%, después de restarle las comisiones. No obstante, se siguen registrando ganancias, y todos se quedan contentos.
Peor es un mercado bajista. Pues a las pérdidas de todos los valores, también se deben descontar las comisiones por el trabajo hecho. En este contexto, la caída es más dura.
El sector financiero es muy hábil en crear una oferta de productos, que el público no pide. Que si fondos “activos super wealth”, que si los “environmental”… En cambio, en España, es difícil encontrar un fondo barato, que replique un selectivo bursátil. Vaya, lo mínimo.
Berkshire: No es un fondo, pero es una buena idea
Una alternativa interesante al fondo de inversión indexado, es el grupo Berkshire Hathaway. Es una buena opción: Sea para meter una buena parte de los ahorros, o para aquél porcentaje de la cartera que uno dedica a las empresas sólidas, que querríamos tener para siempre.
Para los no iniciad@s, Berkshire Hathaway es la empresa dirigida por el reconocido inversor Warren Buffett. Y, hasta hace muy poco, asesorado por el recién fallecido Charlie Munger.
No se trata de una empresa convencional, ni de un fondo. El eje vertebrador de Berkshire es su negocio de seguros. A través de sus filiales, ofrece cobertura para distintos tipos de riesgos: de vida, coche, hogar… Pero, además de ser este una fuente de ingresos, también es la base para invertir en otras compañías.
Como indica su presentación de resultados, publicada recientemente1, su actividad aseguradora le permite a Berkshire: “Recibir primas por adelantado y pagar reclamaciones más tarde”. De este modo, se garantiza un pool de efectivo, que solo deberá usar para mitigar desastres de todo tipo.
Pero, mientras no necesita este dinero, los gestores de la compañía con Buffett al frente, invierten en otros negocios.
Para hacer un símil, es como si Catalana Occidente usara el dinero que recibe de los seguros, para la adquisición de compañías que funcionan. Con la pequeña diferencia, que una se ha revalorizado espectacularmente, y la otra cotiza en los mismos niveles de 2017…
¿Y en qué invierte Buffett?
Desde 1967 que Berkshire Hathaway se ha convertido en un conglomerado, con intereses en distintos sectores de la economía americana. Buffett y su equipo abandonaron paulatinamente sus actividades tradicionales de textil, para absorber algunos de los monopolios más importantes de Estados Unidos.
Esta fue la distribución de resultados del último ejercicio:
Por proporción, destacan los ingresos de las filiales manufactureras, servicios y retail, dónde hay una gran diversidad de negocios, desde la marca de pilas Duracell, hasta la compañía de camisetas Fruit of the Loom.
Los resultados del grupo asegurador van por detrás, seguidos por el grupo ferroviario BNSF (el que dispone de mayor kilómetros de vía del continente) y las actividades energéticas bajo el paraguas de Berkshire Hathaway Energy (“BHE”).
Además, están aquellas participaciones en negocios cotizados. Los más mediáticos y, cuyos cambios en su capitalización se reflejan en “Investment and derivative contracts”. Esta partida es el reflejo del cambio de las cotizaciones en las inversiones de Berkshire en Apple, Occidental Petroleum o Coca-Cola, para poner algunos ejemplo.
De este modo, comprar acciones de Berskhire Hathaway es apostar en un mastodonte, que no tiene las mismas características que un fondo de inversión. Al contrario, sucede lo siguiente:
Comprar acciones de Berkshire (las B, las baratas) te convierte en inversor del grupo y tienes derecho a la revalorización de sus negocios. En lugar de ser un partícipe, cuando se trata de un fondo. A estos últimos les afecta la revalorización de los componentes de la cartera, y también el efecto secundario del volumen de suscripciones y reembolsos.
Berkshire usa el pool de las primas de su división de seguros, y el efectivo ganado con su cartera, para invertirlo en nuevas ideas. Y, lo más importante, no tiene prisa para gastarlo. En cambio, el dinero de un fondo procede de las entradas de partícipes y de las ganancias de algunas ventas. Pero, el gestor de un fondo si tiene prisa para gastarlo, pues según la normativa de las Instituciones de Inversión Colectiva debe invertir la mayor parte de su patrimonio disponible.
No es como invertir en el Standard & Poor’s 500 o el Eurostoxx. Es mejor. Las empresas que forman Berkshire no están sujetas a las decisiones de un grupo, que valora las entradas y salidas en la cartera, en función de unas características técnicas. Las filiales fueron absorbidas por las características de su negocio, y forman parte del conglomerado con la intención que den beneficios de por vida.
Berkshire Hathaway forma parte de más de un 10% de mi cartera, actualmente. Al ser un inversor activo, me gusta hacer mis pinitos con el resto de mi dinero.
Es probable que, a lo largo de un año, la compañía de Buffett se haya comportado mejor que el resto de mis selecciones. Me da igual, pues mi objetivo es analizar, invertir y aprender con ello. Y, si es posible, en algunos ejercicios quiero obtener mayores rendimientos.
Esto no quita que considere esta compañía como una buena opción, sea para un inversor activo o para un ahorrador, sin ningún tipo de pretensión. Es una buena manera de estar en los mejores negocios, acompañado de los mejores gestores del mundo.
Feliz miércoles!