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El ocaso de un unicornio llamado WeWork
Un repaso a la evolución de WeWork, y su parecido razonable con las hamburgueserías Vicio
Todo apunta que durante los próximos días WeWork se acoja al concurso de acreedores, mediante el uso del Chapter 11, de la ley de sociedades de Estados Unidos. De ser así, terminaría con cierto amargor la vida de un unicornio; el de un modelo que estaba destinado a cambiar la cultura del trabajo en el mundo.
Aunque WeWork se vistió de la mejor manera posible, con un enfoque moderno, encasillado en la cultura hipster, no dejaba de ser una compañía de alquiler de espacios. Era una empresa mucho más rudimentaria de lo que quería ser. Y, sí al final las deudas hunden sus finanzas, tendrá un final del todo mediocre.
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La verdad del modelo de WeWork
WeWork es una gran red de espacios para el alquiler, dirigidos a todos aquellos trabajadores que no tienen espacio físico dónde desempeñar su trabajo. En el mes de junio informaron de un total de 777 inmuebles, en 39 países distintos. Entre ellos, Madrid y Barcelona. Si no recuerdo mal, había pasado varias veces delante de uno de sus locales en el barrio de Gràcia.
A pesar de ser una gran red de coworking, en su fase de startup WeWork, y su fundador Adam Neumann, vendieron la marca como una propuesta superior. Como un negocio que estaba asociado a una nueva cultura empresarial y forma de trabajar. Incluso se bautizó como un modelo tecnológico, ubicado al lado de Facebook o Amazon.
Pero, en realidad, su modus operandis se basaba en un modelo de negocio mucho más tradicional. Su actividad consistía en alquilar inmuebles, o plantas enteras de edificios, para realizar separaciones y “realquilarlas” a terceras partes. Su competencia no estaba entre la tecnología más puntera, sino en el mercado inmobiliario.
Sucede a menudo que proyectos de nueva cuna como este, necesiten ir de la mano de una buena narrativa. No solo les ayuda a distinguirse del resto, sino que los llega a hacer irreconocibles. En mi trabajo de analista financiero, me encontraba con emprendedores que presentaban su idea de empresa como algo distinto y (sobre todo) “disruptiva”.
A la práctica, eran empresas convencionales, como servicios de consultoría o tiendas online, dónde ya había un mercado consolidado y una competencia terrible. Pero ellos ponían en práctica el stortytelling, para vender la idea de algo nuevo y diferente. Cuando era necesaria toda esta parafernalia, algo era mentira.
El producto o servicio ni era innovador, ni disruptivo, ni estaba destinado a cambiar el mundo.
Lo mejor de WeWork fue el timing. Tanto en términos de visibilidad, como de financiación. Sobre todo su papel entre 2015 y 2020, cuando los tipos de interés estaban bajos y algunos inversores se agarraban a proyectos de alto riesgo, como un clavo ardiendo. Porqué necesitaban altos rendimientos, y las valoraciones en proyectos arriesgados eran muy, pero que muy, elevadas.
El carisma del fundador de WeWork, Adam Neuman, sirvió para captar millones y millones de dólares de varios inversores. Los más destacados fueron Softbank y Vision Fund, que le dedicaron más de 20.000 millones de dólares, en una combinación de deuda y fondos propios. Esto sirvió para malbaratarlos a lo grande: se llevó a cabo una expansión desmesurada de establecimientos. Pero también la compra de un jet por 63 millones de dólares, o la inversión en una empresa de olas artificiales, para practicar el surf1.
Esto no gustó a los inversores. Se pospuso la salida a bolsa y Neumann fue destituido como consejero delegado. Finalmente, la incorporación al mercado de valores fue un tanto descafeinada, ejecutada mediante la fusión con una special purpose acquisition company (SPAC), el instrumento de moda en los años postpandemia.
Una vez como empresa cotizada, WeWork se enfrentó a la realidad del mercado inmobiliario y de la evolución del crédito.
La demanda de los activos inmobiliarios se ha transformado. El aumento del coste de la deuda, ha provocado que muchos propietarios decidan poner sus edificios al mercado del alquiler, en lugar de esperar a ejecutar una venta. Dada la fuerte competencia, el precio los alquileres han disminuido, y muchas empresas prefieran ocupar plantas enteras, en lugar de pagar a WeWork por sus caros espacios. Aunque ofrezcan cervezas gratis.
A la vez, WeWork tiene contratos a largo plazo de alquiler con sus arrendadores, firmados la mayoría entre 2018 y 2019. Por esto, los pagos por sus leasings son más altos. Mientras que, a la vez, el coste de sus deudas, también ha ido al alza. Actualmente, un 80% de los ingresos se va directamente al pago de los alquileres y el coste de los préstamos.
WeWork cotiza apenas 50 millones, lejos de los 57.000 millones de dólares de valoración de hace cuatro años. No obstante, sus pasivos suman más de 15.000 millones. Estas obligaciones son el factor clave para llevarlo a la bancarrota.
El unicornio de las hamburgueserías Vicio
Encuentro cierto paralelismo entre la “venta de moto” de WeWork y la cadena de restaurantes española Vicio. La marca de hamburgueserías, fundada por el ex-concursante de Masterchef, Aleix Puig, que tiene como eslogan “Fast, Good & Loud” y hace bandera de locales chillones, diseñados de tal manera que podrían confundirse por tiendas Abercrombie.
Aunque empezó como una empresa de delivery, su evolución fue hacia la apertura de restaurantes físicos. Según las reviews de distintas páginas web, son sitios que apenas pueden sentarse más de diez personas, y están pensados para que el cliente compre y se largue.
A principios de 2023 Vicio consiguió captar 17 millones de euros de distintos inversores2, para abordar su plan de expansión. Su objetivo era abrir más locales físicos en las principales capitales de España, además de consolidar los que ya tenía. Pero el evento más destacable después de esta inyección, fue la inauguración de una sede de diseño3, de 1.100 metros cuadrados, con toboganes incluidos.
En este caso, también nos enfrentamos a una marca muy bien vendida, pero que esconde un producto de lo más rudimentario: la venta de hamburguesas.
Puede que sus bocatas sean fantásticos; la ternera esté tratada con todo el cariño del mundo; y, como mencionan en su web: “less ingredients, more calité”. Pero se trata de un negocio basado en servir comida. No es puntero. No es novedoso. No es disruptivo. No tiene nada de unicornio. Y, por supuesto, deben pagar muchas hamburguesas, para devolver 17 millones de euros a sus inversores (más la inversión en la sede de los toboganes)
Vicio se ha hecho con buenos partners - entre ellos el fondo de inversión de Messi. Pero esto no importa cuando se enfrenta al mercado de la restauración. Y tienen que hacerlo muy bien (las reviews no dicen lo mismo), para que su clientela quiera comer recurrentemente allí y expandirse por todo el mundo.
Tontamente, me ha venido a la cabeza aquella época cuando se reunieron tres grandes de la interpretación (Sylvester Stallone, Arnold Schwarzenegger y Bruce Willis) y montaron la cadena de comida rápida “Planet Hollywood”. En aquél modelo, la marca lo era todo. No destacaban sus menús. Y, a pesar del glamour que emanaba de sus locales, menudo fracaso fue.
A Vicio no tiene porqué sucederle lo mismo, ni repetir con exactitud todas las trastadas de WeWork. Pero su modus operandis se asemeja un poquito al unicornio de Neumann.
Disclaimer: No tengo ninguna posición de mi cartera de inversiones en las empresas comentadas en el correspondiente informe.
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“Adam Neumann Wounded WeWork, an Office Market Bust Finished It Off”, 2 de noviembre de 2023
“Vicio levanta 17 millones de euros y capta a Messi y Griezmann como accionistas”, 4 de abril de 2023
“Vicio transforma un antiguo teatro de Gràcia en su nueva sede corporativa”, 16 de septiembre de 2023
El ocaso de un unicornio llamado WeWork
Parece que las hamburgueserías aún no han tocado techo en su consumo masivo. Por lo menos las McD, BKing, Wendy's...de toda la vida están dejando que se les cuelen nuevos actores como Five guys, Shake shack...y por las ciudades me encuentro marcas más locales, como TGB, Vicio...creo que tienen su nicho. Five guys y Shake shack las he probado y consiguen diferenciarse, en Vicio no he estado pero si consiguen asentar su imagen algo más premium y mantener cierta calidad no tiene porqué ser un bluf