El año de la gran purga
Cierro de un año fantástico (+25,19%) tras quitar algunas malas hierbas
He cerrado el año 2024 con un rendimiento de mi cartera de un 25,19%. Superior a los beneficios registrados por el Ibex-35 (un 14,78%) y al Standard & Poor’s 500 (un 23,31%). Estoy contento de verdad con este hito. Como ya comenté, este éxito se debe a distintos factores. Uno de ellos es el pequeño giro de estrategia, enfocado a cambiar malos hábitos, adquiridos a lo largo de muchos años.
Desde hacía algún tiempo había cogido cariño a muchas empresas que no me hacían ningún bien. Como si se tratase de una relación tóxica, no quería que se marcharan. Sabía que algunas acciones perjudicaban al conjunto de mis ahorros pero, aún así, las mantenía, seguía las presentaciones de los resultados de sus empresas y me quedaba la esperanza que, algún día, se recuperarían.
En los meses que siguieron el confinamiento por la pandemia de la covid, invertí en Dawson Group, un negocio de estudios sísmicos. En teoría, sus acciones tenían que dar un gran salto con la recuperación del precio del barril de petróleo. Más tarde, descubrí un spin-off que diseñaba, fabricaba y vendía dispensadores para la inyección de insulina, llamada Embecta. Mucho más tarde, sumé a mi portfolio el gigante del entretenimiento Paramount Group.
La idea inicial para entrar en los tres negocios era, cada una, distinta de la otra.
Dado que el petróleo se encontraba en sus niveles más bajos, y con años de pocas inversiones, Dawson me parecía un buen lugar para apostar por el cambio de ciclo energético. Embecta parecía un buen spin-off, ya que se trataba de un negocio solvente, que conllevaba pocos riesgos. Y, finalmente, Paramount era una apuesta por una turnaround story; el del gran estudio que se recuperaba de sus recientes años convulsos.
Invertí en todas estas ideas con convicción, después de darles un buen repaso a todos los datos, aunque con algunos sesgos en mis análisis.
Con el tiempo, estas ideas y negocios, todos ellos diferentes, compartieron una misma característica: no cumplieron con las expectativas. La mayoría cuentan con directivas nefastas. En el caso de Paramount, el mayor propietario es quien dicta las normas y siempre en perjuicio del accionista minoritario. Mientras que, por otro lado, tanto los resultados de estas empresas, como su comportamiento en bolsa, está muy por debajo de lo que hacen sus comparables/competidores.
Las acciones de estas compañías se estaban arrastrando en mi cartera, la mayoría con pérdidas. Y, si se mantenían allí, era porqué yo esperaba que sucediera algo. Algún catalizador inesperado que impulsara el precio de la compañía hasta las nubes. Aunque, a decir verdad, las probabilidades de que sucediera eran muy pocas.
El verdadero control de los activos
Una de las herramientas más interesantes que puse en práctica en 2023 fue una simple tabla de Excel que titulé “Controls” (Controles, en castellano). Se trata de una lista de todas las inversiones, clasificadas por categoría de inversión, y con la proporción del valor respecto el resto de la cartera.
La mayoría de mis inversiones están en la categoría de “Crecimiento”. Pero también cuento con algunos negocios sólidos como Berkshire Hathaway, del que me tengo que preocupar muy poco. Junto con algunas turnaround stories o alguna idea cíclica (Sylvamo).
Aunque parezca estúpido, reviso esta tabla cada semana. Sé que no hay cambios sustanciales tan a menudo. Ni yo estoy comprando y vendiendo como un desquiciado. Pero me gusta poner en su lugar, en su rinconcito, el dinero que tengo invertido.
A medida que revisaba esta tabla, me surgían más y más dudas alrededor de algunos valores. Y me preguntaba: “¿Cómo es posible que aún tenga esto aquí?”
Y no solo eran los tres valores comentados. También había otros, como Zignago Vetro o Roche Bobois. Todos ellos parecían bocetos, que había hecho tiempo atrás, y al repasarlos me daba cuenta de lo mal que estaban hechos. ¿Cómo era posible que hubiese invertido en aquellos desastres? Algunas compañías estaban cargadas de deuda, otras ni las entendía, y otras se habían distanciado enormemente de mi planteamiento inicial.
Por esto decidí que había llegado el momento de ejecutar una GRAN PURGA.
Todo aquello que no tenía razón de ser, debía ser exterminado. Cuando tuve una buena oportunidad para vender, le di la patada a Dawson, a Paramount, y a cualquier otro valor que lo necesitara. Así, no solo consolidé pérdidas, a la vez esta limpieza me dio otros resultados:
Pude dedicar mis ahorros a mejores oportunidades. A ideas que se adecuasen a mi filosofía de inversión. Y, si no encuentro ninguna, pongo mis ahorros en una cuenta remunerada, que me garantiza un mínimo tipo de interés. Aunque sea pequeño, es mucho mejor que perder dinero progresivamente.
Menos dolores de cabeza. Cada posición de mi cartera es un rato de trabajo. Al menos, una vez por trimestre, reviso la presentación de resultados. Aunque parezca poco esfuerzo, si esto lo multiplicas por cinco u ocho posiciones, pierdes mucho tiempo.
Centrarme en mi estilo. Todo lo purgado fue algo más que “no funcionaba”. Sino también eran posiciones que no se adaptaban a mi estilo. Por ejemplo, Embecta era un spin-off que me parecía fantástico. Aunque también era, y es, una empresa endeudada hasta las cejas, incapaz de crecer y con una directiva poco alineada con los intereses de los inversores. Esto no me gusta. Por esto vendí.
Ahora estoy cómodo con los valores que llevo en cartera. Sé porqué los tengo y todos se salvan de la pregunta: “¿Qué hace esto aquí?”.
Esto no significa que me voy a aburguesar. Ni voy a dejar que todos los valores se queden allí para siempre. Sigo repasando la tabla de controles, revisando los resultados trimestrales y los hechos relevantes de cada compañía. Si algo va mal, no quiero estar demasiado tiempo aguantando un negocio que no quiero.
Feliz jueves!