Cuando compramos acciones ya no nos dan un papel. Aquella vieja historia del niño al que le regalan un sobre con los títulos de una compañía eléctrica, que después de mayor recuperará como un tesoro, es anacrónica. Ahora hablamos de números en una cuenta digital y cada vez se hace más difícil responder una pregunta tan simple como “¿Qué adquirimos cuando compramos acciones?” ¿Un papel?¿Una obligación?¿Una porción de empresa?¿Un derecho?
¿Qué compro cuando invierto en una acción?
¿Qué compro cuando invierto en una acción?
¿Qué compro cuando invierto en una acción?
Cuando compramos acciones ya no nos dan un papel. Aquella vieja historia del niño al que le regalan un sobre con los títulos de una compañía eléctrica, que después de mayor recuperará como un tesoro, es anacrónica. Ahora hablamos de números en una cuenta digital y cada vez se hace más difícil responder una pregunta tan simple como “¿Qué adquirimos cuando compramos acciones?” ¿Un papel?¿Una obligación?¿Una porción de empresa?¿Un derecho?