Gigas, la llamada "joya de la corona"
Tras adquisiciones extraordinarias, otro soufflé a la vista
Escribo estas líneas después de encontrarme con el artículo “Gigas, una joya en Bolsa que refuerza la ciberseguridad en España”. Sin ninguna duda, se trata de un artículo de pago. No lo pone en ningún sitio. Pero está claro que su autora no se ha levantado hoy y ha decidido hablar de lo bien que le va a la compañía, solo porque la empresa ha sacado un nuevo producto.
Estrategias de Inversión se nutre de lo que pagan los sponsors como empresas cotizadas, que quieren que se hable bien de ellas. Tras su publicación, Gigas se ha hecho eco de la noticia en Linkedin (como si fuera algo espectacular). Por esto, yo he visto también el artículo.
Sé de la existencia de Gigas Hosting desde que salió a bolsa. Es más, incluso podría asegurar que firmé los primeros análisis sell side de la compañía. Me pagaron por ello y no tengo ningún reparo en decirlo. Tengo conocimiento de sus primeros andares, que considero que eran prometedores y algo más frescos de lo que había entonces en el Mercado Alternativo Español, con cotizadas como Home Meal, Ebioss o Carbures…
De esto hace ya mucho tiempo y llevo más de cinco años sin contacto con el mundillo de las empresas growth o alternativas. Sé algo de la evolución de Gigas, pero no con tanta profundidad como antes. Al toparme con “la joya” del artículo, he querido dar un repaso a sus números.
Gigas se ha ido por otros andares, que van más allá de su propuesta inicial de servicios cloud, dirigidos principalmente a empresas. Con los años la dirección se entusiasmó (y puede que alentada por sus partners como Inveready) con la adquisición de negocios.
De todas sus absorciones, la más destacada fue la compra de la portuguesa ONI, en Portugal, por 40 millones. Un movimiento que llevó a la cotizada fuera de sus segmentos geográficos (durante años fueron España y Sudamérica) y fuera de sus nichos de negocio, pues se pasó al intrincado mercado de las telecomunicaciones.
Como resultado de todo ello, Gigas ha incorporado un buen volumen de ingresos a su cuenta de resultados. A cambio, ha inundado su balance de deuda financiera, convirtiendo lo que era una compañía tecnológica prometedora, en un soufflé de pequeñas dimensiones:
Según los datos, para servir su afán de crecimiento inorgánico, la empresa ha ido incrementado sus responsabilidades financieras hasta llegar a deber el doble de dinero de lo que tiene disponible en fondos propios.
Y esto sin tener en cuenta que parte de los fondos tiene en cuenta el valor de los activos intangibles, que en ocasiones son puro humo. Si solo quitamos el valor del fondo de comercio de la ecuación (un total de 56,33 millones, ganado a expensas de las adquisiciones), los fondos propios de la compañía pasan a ser negativos.
A pesar de esta delicada situación, la empresa sigue trasladando al mercado mensajes de optimismo (le acaban de llamar “joya”) y su dirección comenta todas las presentaciones de resultados mediante fórmulas como el sospechoso “EBITDA ajustado”.
Por favor, que dejen ya de usar ese ratio tan trillado. Gigas ya no es una startup que hace cuatro días empezó a perseguir clientes. En absoluto. En realidad, pronto se apuntará diez años de cotización en el parqué. Aunque, eso si, de todo este historial, solo habrá registrado un año de beneficios netos (en 2019, antes de la pandemia y de su febril carrera de absorciones).
Alerta inversor@!
Ante este panorama, no estamos frente una joya. Estamos frente otro soufflé. Otra roll-up story que se está descontrolando. A pesar de los fantásticos análisis de Estrategias de Inversión (en CNMV, ¿nadie para darles algún toque?) o los informes bullish que puedan aparecer como setas de casas de análisis (me espero a que los de siempre den su opinión profesional).
Me sabe mal por esta compañía, porque en su momento tenía a su directiva por personas sinceras, con una visión muy clara de qué iba su negocio, y con unos objetivos definidos. En cambio, tras diez años, siguen la dinámica de muchas compañías del BME Growth, de irse por lares más bien desconocidos (¿alguien se acuerda del mastodonte de empresa que llegó a montar Eurona y lo poco que tardó en desmoronarse?) y de un afán de querer maquillar la realidad, cuando esta se está volviendo demasiado oscura.
Feliz jueves (otra vez)!