Reflexiones del año 2016 de un escritor de bolsa
Hace unas semanas viví accidentalmente una temeridad. No sé por qué el conductor de un BMW comenzó a hacer el imbécil, en medio de una carretera nacional.
Se cabreó con el conductor del autobús, donde viajábamos más de 60 personas. Esquivando el tráfico el temerario conductor nos adelantó varias veces, le daba igual si era por la derecha como por la izquierda. Y en distintas ocasiones que lo vi, tenía el brazo fuera de la ventana aguantando el móvil con el objetivo de fotografiar el autobús.
La trifulca duró unos cinco minutos. Durante ese tiempo, interminable y acompañada de todo tipo de comentarios por otros viajantes, mi acompañante de la izquierda estuvo ocupado leyendo los mensajes de su teléfono.
Cuando vio todo el alboroto que se había montado, me preguntó si pasaba algo. Después de hacerle un resumen rápido - "un loco, que está haciendo carreras, con el coche en la mano"-, él me corrigió diciéndome:
"¿Quieres decir que no se quejan por aquél camión, que va lento?"
No tuve valor de replicarle. Despistado, con la cabeza en cuatro lugares diferentes, mi acompañante no se había dado cuenta de nada!
Es más, se había montado una historia alternativa.
Sin tener ningún conocimiento anterior de esta persona, me di cuenta que era de los tipos que quieren estar en todas partes sin conseguirlo nunca. Los llamo distribuidores de esfuerzos, siempre con un 25% de su atención en cada lugar ...
Eso no me preocupó, pero lo relacioné: Los esfuerzos, falta de atención, y mis propósitos de año nuevo. En esta ocasión el titular es "el 200%".
Hace unos meses fui a una conferencia sobre valoración de empresas biotecnológicas. De esos eventos que vienen acompañados de dossieres, canapés, un rato de charla entre los asistentes - lo llaman networking - por unos 60 euros.
Por este precio, obtuvimos una ponencia a medias. Uno de los conferenciantes se presentó con las manos en el bolsillo y su discurso se concentró en decirnos: "debéis aprender inglés e ir al extranjero". Teniendo en cuenta que el público eran más de 100 personas de 40 años de media, especialistas en varios campos de investigación, e incluso algún doctor honoris causa.
Otros ponentes ofrecieron un discurso desgastado, en algunas ocasiones improvisado, que no valía ni nuestro tiempo, ni nuestro dinero.
Era un día de julio y a fuera hacía calor. Los asistentes podíamos estar a mil mejores lugares que allí. En cambio, nosotros ofrecíamos nuestro 100% para escuchar aquellas personas, que de esta manera nos lo recompensaban. Ni con un 50% de sus esfuerzos!
No me acabo de acostumbrar...
Ni a los cafés a medias - con los amigos y sus móviles respectivos -, ni a las conferencias a medias, ni a los trabajos a medias, ni a los encargos a medias, etc. O incluso menos! Los que dan un 45%, un 35%...
Hay miles de situaciones que reflejan la teoría del mínimo esfuerzo. O del "estoy aquí, pero quiero estar en otro lugar", de la otra persona. Aunque pagues por estar allí, como en una conferencia.
No quiero que esto se me pegue, ni replicarlo.
Entre las cosas buenas que he descubierto en 2016 es el poder del 200%. Lo sé, es un lema que podría haber salido de un curso de coaching. Pero no. Es el resultado de experiencias vividas en los últimos 366 días, observaciones y reflexiones.
¿Por qué estar en un lugar, como un fantasma, cuando puedes dedicar toda tu energía a estar allí de verdad?
Este es mi propósito para el año que acabamos de empezar: ofrecer mi 200% en todo lo que sea posible y espero poder compartirlo con vosotros. Sea en el trabajo, en las relaciones personales, las amistades, en esta página web, con mis inversiones - que he cerrado con un tímido rendimiento positivo - o con los nuevos proyectos que aparecen en el camino.
Porque creo que vale la pena. El 200%.
Como cada año, os doy las gracias por seguir The Money Glory y os deseo un muy buen 2017. Un fuerte abrazo.