Medpace y la calidad de sus directivos
El consejero August J. Troendle, un activo más de la empresa
Hace menos de un año me fijé en una compañía de Cincinnati llamada Medpace. No es el tipo de cotizada que me llame la atención. Tiene todo lo que no quiero: es bastante grande y se desenvuelve en un sector que no me gusta. A pesar de esto, invertí. Diez meses después, la compañía ya acumula un rendimiento de un 80%.
¿Qué fue lo que me atrajo de esta compañía?
En primer lugar, los números. Eran fantásticos y cumplían con todos los puntos de un checking financiero formal (poca deuda, crecimiento sostenido de beneficios…). El modelo de servicios en el sector de la investigación también era atractivo y demostraba contar con distintas ventajas competitivas, respecto otros negocios.
A parte de todo esto, había algo más…
Lo más básico de Medpace
Medpace facilita recursos a empresas de investigación, para llevar a cabo ensayos clínicos, que son obligatorios para la comercialización de cualquier tipo de fármaco. Las empresas grandes, como Pfizer, cuentan con sus propios laboratorios y equipos. Pero los pequeños proyectos externalizan estas actividades a este tipo de compañías.
Detrás de Medpace está el doctor August Troendle, quién fundó la compañía en 1992. Y, a fecha de hoy, es el consejero delegado, el presidente y, además, su máximo accionista.
Llegué hasta esta compañía por pura inercia. Sucedió a raíz de un análisis comparativo de Fortrea, el spin-off de Labcorp. Elaboré un mapa del mercado de servicios de ensayos médicos e identifiqué cuáles eran las mayores compañías cotizadas. Es una labor que me sirve de mucho para conocer cuáles son las tendencias del sector, los ratios que se barajan, etc.
Visto desde esta perspectiva, las cifras de Fortrea eran bastante malas. Decían que era un negocio de crecimiento mientras sus datos mostraban un claro estancamiento. En cambio, en el mismo ecosistema, había otro nombre que acumulaba una carrera fantástica. Esta era Medpace.
En cuestión de tres años el volumen de negocio de este grupo había aumentado un 20%, de promedio anual. Los márgenes de explotación estaban alrededor de un 18%. Y el beneficio por acción había crecido de forma sostenida. Superando incluso el período de la pandemia del coronavirus.
No había ningún truco que amañara estas cifras. Todo lo contrario de lo que sucede habitualmente: No figuraba ninguna adquisición que abultara la cifra de negocio. El free cash flow era más que decente. Y la deuda, en relación con el patrimonio, era muy modesta. En general, todo estaba bien. Más que bien, fantástico.