El proceso deductivo de Sherlock Holmes
Los ingleses dieron la bienvenida al siglo XX con las aventuras de Sherlock Holmes. El investigador privado fue un personaje de ficción que sirvió a Sir Arthur Connan Doyle para dar a conocer su método de deducción. De hecho, el autor se adelantó veinte años a los métodos de investigación de Scotland Yard.
Maria Konnikova explica en "¿Cómo pensar como Sherlock Holmes?" que pocas personas podrían hacer lo mismo que el investigador. Incluso el mismo Doyle había fallado en investigaciones reales. Pero a base de práctica y motivación (mindfulness), se puede poner en práctica la lógica deductiva del anfitrión del 221B de Baker Street.
La lógica de Holmes y la del Dr. Watson
Todas las obras de Sherlock Holmes están narradas por el Doctor John H. Watson. Es la sombra del investigador. Se trata de un médico, retirado del ejército por una lesión. Se introduce en el mundo de Holmes como compañero de piso. Y, poco a poco, se convierte en el inseparable compañero de aventuras. Su voz sirve de recurso literario, pero también refleja el contraste entre el genio y el mero espectador.
El Dr. Watson tiene su propio método de razonamiento. Aunque es una persona inteligente, en todos los casos se muestra demasiado rápido. Su intuición le juega malas pasadas y no presta atención a los detalles.
Holmes, en cambio, es reflexivo, observador y creativo. Además, cuenta con una memoria extraordinaria y se fija en detalles que pasan desapercibidos para la mayoría de los mortales. Como por ejemplo, conoce a fondo el tipo de arcilla de distintas regiones de la geografía inglesa. Y lo pone en práctica para resolver distintos casos.
En su libro, Konnikova clasifica estos dos perfiles. Uno es el "Sistema Watson" y el otro es el "Sistema Holmes".
Hay distintas ramas de conocimiento que explican cómo el ser humano utiliza dos sistemas de pensamiento; uno de rápido y otro de lento. Daniel Kahneman y Amos Tversky, los padres de la economía conductual, popularizaron esta teoría en su libro "Pensar rápido, pensar despacio".
"Cuando has eliminado lo imposible, lo que queda, por muy improbable que parezca, debe ser verdad"
Sherlock Holmes
Según Kahneman y Tversky, el ser humano tiene dos sistemas de razonamiento. Similar al sistema Watson y Holmes, ellos los etiquetaron como "Sistema 1" y "Sistema 2".
El "Sistema 1" lo usamos cuando queremos llegar rápidamente a las conclusiones. Lo aplicamos habitualmente. Aunque también nos lleva a caminos equivocados. Porqué nuestra intuición nos distorsiona la realidad. Los estudiosos lo llaman "sesgos" y en sus estudios están clasificados de distintas formas. Como el sesgo de anclaje, el de supervivencia, o el de representación.
Por otro lado, usar el "Sistema 2" es más complicado. Este se esfuerza para comprender las cosas tal como son y sigue todos los requisitos para convertirnos en "personas racionales". Para ello, deben contrastarse las percepciones con los datos.
Caer en las garras del "Sistema 1" o Sistema Watson es lo más fácil. No importan los estudios, nuestro coeficiente intelectual, o el tipo de trabajo. Somos humanos y lo más difícil es parecerse al otro sistema; el de Sherlock Holmes.
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Todo empieza con la observación
A Sherlock Holmes lo hemos conocido a través de los libros escritos por Arthur C. Doyle. Según sus historias es un investigador completo. Su formación comprende distintos campos: anatomía, química, biología, derecho... Además de ser una enciclopedia sobre los crímenes de la Inglaterra Victoriana. Cuando es necesario, Holmes sabe aplicar estos conocimientos al arte de la deducción.
Para llegar al nivel de "superhombre", Konnikova explica que primero debe trabajarse la estructura de la mente. Quien quiera tener las mismas capacidades que Holmes, debe empezar por practicar la observación y ser consciente de lo que se almacena en la memoria. Es lo que llama la autora como "tener bien arreglado el ático".
"La ciencia de la deducción y el análisis solo puede adquirirse mediante un estudio largo y paciente"
Sherlock Holmes
Por otro lado, la motivación es esencial a la hora de observar. Holmes identifica detenidamente cualquier detalle. Lo recoge y lo emplaza en un lugar estratégico de su ático. Y, cuando es necesario, lo actualiza. Sean nombres de calles, leyes aprobadas por el Gobierno o las plantas de las afueras de Londres.
Si el investigador es concienzudo en su aprendizaje, Watson es más desorganizado. Su cerebro (y el nuestro) se limita a guardar un número de conocimientos, que aplica explícitamente a su profesión. En su caso, solo a la profesión de médico. Pero, en cambio, se pierde muchos detalles de la vida cuotidiana.
El método: El proceso de deductivo
Para Sherlock Holmes el arte de la deducción es el "método científico de la mente". Y lo aplica en todas sus aventuras ("El perro de los Baskerville", "Estudio en escarlata", "El hombre del labio torcido"...). La mayoría de estas historias siguen un patrón: hay un misterio, con una larga lista de pistas relacionadas, y Watson relata su evolución. Desde el suceso, hasta su desenlace.
El método de Holmes empieza con el estudio de todas las pruebas. Su objetivo es reconstruir el escenario del crimen. Y, para ello, es necesario observar los objetos que tienen un papel significativo. Así como conocer los sucesos que tuvieron lugar en aquél momento.
Konnikova explica en el libro que hay cinco pasos clave en la recolección de pruebas:
Seleccionar las pistas
Valorarlas objetivamente
Incluir todo lo que se encuentra en el entorno
Dedicarle todo el tiempo necesario
Añadir las observaciones a la base de conocimiento existente
A partir de toda la información disponible, el detective abre varias líneas de investigación y hace sus validaciones. Nada se da por supuesto. Cualquier pista debe revisarse a fondo, para que no lleve a un camino equivocado. Entonces, llega el momento crucial. A partir de toda la información Sherlock Holmes desarrolla una hipótesis. Las pruebas les llevan a señalar a un presunto culpable. Pero, como sucede en el método científico, debe testar la hipótesis y buscar aquellas pruebas que la falseen. Es lo que se llama en el argot académico: "refutar la teoría". Si, después de una larga sucesión de pruebas y posibles refutaciones, la hipótesis aún se sostiene, Holmes presentará sus conclusiones frente la audiencia, que escucha con atención. Todo este proceso se resume en el siguiente esquema:
Seguir este procedimiento requiere una mente objetiva, casi desvinculada de la realidad y de la percepción humana. Distinto a las habilidades del Dr. Watson. Como explica Konnikova en su libro, Holmes en cambio es capaz de poner en marcha la mecánica del Sistema 2 para aplicarlo en "el arte de la deducción".