Un aprendiz de Buffett quiere transformar Cracker Barrel Old Country Store
Más literatura epistolar a través de los formularios "SC-13D", enviados a la Security Exchange Commission. Esta vez es Sardar Biglari quién publica una carta dirigida a los accionistas de Cracker Barrel Old Country Story, Inc. (si, un nombre largo y aparatoso). En esta expone una crítica durísima de la dirección y el consejo de administración de la compañía.
La carta de Biglari formaba parte de un formulario SC-13D/A emitido el pasado 14 de diciembre. La “A” significa en inglés Amendment y aporta información suplementaria a los comunicados del mismo emisor, enviados en el pasado. En este caso, Sardar Biglari y su fondo de inversión tienen una larga historia con Cracker Barrel, que se remonta hasta el año 2011.
Actualmente, Biglari ostenta una participación d’un 8,7% de la cadena de restaurantes y tiendas de regalos, con temática y cocina del sur de los Estados Unidos. Usando su posición, hace crítica en una carta de los últimos resultados. Cracker Barrel cerró el último trimestre sin aumentar ingresos, por debajo de los niveles de antes de la pandemia, y un resultado de explotación de 42,91 millones de dólares. Inferior al importe registrado el 30 de julio del mismo año.
El mal comportamiento de Cracker Barrel en bolsa
Biglari ataca a la compañía por estos resultados decepcionantes. La dirección se defiende. Lo atribuye a las "incertidumbres del entorno actual", que está viviendo el sector de la restauración desde el inicio de la pandemia del coronavirus. Però las acciones de Cracker Barrel se han comportado peor que el resto de competidores. En los últimos cinco años han bajado un 12%, mientras que el promedio del sector han sumado un 10,7%.
Los motivos de esa caída serían el resultado de la mala política de inversiones de Cracker Barrel. Según explica Biglari a en la carta, la dirección habría apostado por crecer con la apertura de nuevos restaurantes, en lugar de fidelizar a los antiguos clientes. Desde 2005 hasta 2009, el tráfico habría disminuido un 20%. Sólo si se esforzaran en recuperar esta clientela, los ingresos aumentarían en 600 millones de dólares anuales.
De ser así, se trata de una fórmula clásica de crecimiento de las cadenas, en este caso de restaurantes. El sector utiliza la apertura de un local, detrás de otro, para crecer. A corto plazo, esto alimenta los ingresos. En cambio, a largo plazo deben amortizarse las inversiones iniciales. Y, una vez ha pasado la euforia del estreno del nuevo establecimiento, deben fidelizarse los clientes.
"La réplica por la réplica", no funciona. Para repetir un modelo, primero debe funcionar y ser rentable. Si es así, la experiencia del crecimiento tiene mayores probabilidades de éxito. Si la idea es copiar un concepto malo, la repetición alimenta las deudas y el desastre inmediato.
Biglari también critica la política de asignación del capital. Según el inversor, desde la compañía les gusta publicitar su política de recompra de acciones. Aunque ésta sea una de las estrategias prioritarias, no habría surtido efecto en el volumen de acciones en circulación. En 2011 el número de títulos de Cracker Barrel eran 22,8 millones, mientras que en 2021 habrían aumentado hasta los 23,3 millones.
La larga relación de Biglari con Cracker Barrel
Tratándose de un formulario de "Amendment", podemos intuir que la relación de Biglari con Cracker Barrel viene de lejos. Al final de la carta publicada, el gestor realiza una recopilación de recomendaciones que ha propuesto el fondo en el pasado y han sido beneficiosas para la empresa. Si buscamos a través de los archivos veremos que el inversor es una "mosca cojonera" que ha logrado una buena plusvalía de la empresa.
Sardar Biglari es un inversor de la era de Internet que vendió su compañía INTX.net. Más adelante, compró diferentes participaciones de compañías de las que destacan sus inversiones mayoritarias en Steak'n Shake Company, First Guard Insurance y Maxim.
Según la Wikipedia, Biglari hizo pública su inversión inicial en Cracker Barrel en 2011. Ésta ya se habría multiplicado por cuatro, después de años de activismo. Durante aquella época lo llamaron "aprendiz de Warren Buffett". Para el consejo de administración de la compañía, Biglari sigue siendo un inversor incómodo en la actualidad. En la última junta de accionistas impidió aprobar los sueldos de la dirección y la compañía lo etiquetó de:
"accionista históricamente disidente que ha participado en la quinta disputa accionarial contra la compañía en los últimos diez años”
A través de sus fondos, el inversor ostenta un discreto 8,7% capital de la compañía. En la última junta de accionistas se aprobaron las bases para ejecutar una posible poison pill. Ésta se ejecutaría en el supuesto de que alguien propusiera una oferta de adquisición hostil. Ya conocen las intenciones que tiene el aprendiz de Buffett.
Manual de batalla para el pequeño inversor: Seguir con atención la respuesta de la compañía. Los razonamientos de Biglari son coherentes. La cuestión es si la compañía aplica su receta. Hay empresas que han pasado olímpicamente de las recomendaciones de los inversores activistas como Chico's FAS hace unos años. Otras cotizadas responden positivamente, pero después los objetivos de los activistas se demuestran como soluciones a corto plazo.